La pérdida de audición tiene consecuencias negativas para la salud. Entre ellas, las demencias leves, puesto que cuando se oye mal, se acelera el proceso de reducción del tejido cerebral que trae aparejada la edad.

Esto ha sido descubierto por investigadores la Universidad Johns Hopkins y el National Institute on Aging, en Estados Unidos. Más de 120 personas participaron en un estudio en el que se concluyó que aquellas personas que tenían problemas de audición, presentaban una tasa más rápida de atrofia cerebral en comparación con los que tenían una audición normal.

Además, las personas con este tipo de problemas, perdían un centímetro cúbico de tejido cerebral al año, concentrada dicha pérdida en regiones concretas, como aquellas que son responsables de procesar el sonido y el habla. Según los responsables del estudio la falta de audición también hace que la corteza auditiva se empobrezca, favoreciendo la atrofia.

Hay que tener en cuenta que las estructuras del cerebro no funcionan de manera aislada, y que la pérdida de capacidades de audición y del habla también influye de manera negativa en la memoria y en la integración sensorial. De aquí que la pérdida de la audición está estrechamente relacionada con las primeras etapas de un deterioro cognitivo leve y el Alzheimer.

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